viernes, 28 de diciembre de 2007

Grecia ( parte II )







La arquitectura griega también representa en sus concepciones los ideales de perfección y serenidad. Los templos griegos que desde su origen fueron consagrados a los dioses protectores, son una extensión de los templos cretenses: el megarón cretense que básicamente consistía en un patio cerrado por columnas se transforma con los griegos en una estructura monumental, decorada con relieves y pintura ( de la que lamentablemente no quedan registros, salvo por las copias romanas) Ejemplo por excelencia es el Partenón cuya construcción data de fechas anteriores y que finalmente se termina en época de Pericles. Decorado por el gran Fidias, este templo esta dedicado a la divinidad protectora de los atenienses, la diosa Atenea.
La acrópolis de Atenas que en un principio partió siendo un monte salpicado de palacios que estaban dedicados a los nobles, con el tiempo se fue transformando en un recinto sagrado en que se fueron erigiendo diversos templos, con múltiples tamaños y distintos ordenes arquitectónicos: dórico, jónico y corintio. Muchos de ellos dedicados a Atenea y Poseidón.
Pero la arquitectura griega no solo se remite a la acrópolis ateniense, también encontramos templos, teatros y palacios en Esparta, Olimpia y Delfos.

Estamos acostumbrados a través de la cultura popular, a ver a las ciudades griegas como ciudades blancas, pero la verdad es que gran parte de las construcciones, en especial los templos, eran pintados tanto por dentro como en su exterior siguiendo cierta línea decorativa, el rojo, el verde, azul, negro, dorado, eran los colores frecuentemente más utilizados.

La tragedia griega se erige como una manifestación artística importantísima, las artes escénicas se funden con la historia de los griegos, con sus mitos, su religión, su filosofía, su concepto general de la vida y hasta el día de hoy las obras trágicas griegas son representadas y reinterpretadas en el mundo moderno.

La tragedia ( tragos: macho cabrío, oda: canto) nació de alguna forma en el exterior de los templos, producto de las primeras celebraciones dedicadas a Dionisio, el dios voluptuoso y fecundo de las festividades, del vino y del desenfreno. De esas celebraciones nacieron los cantos y de esos cantos nació el teatro. Ahora básicamente la tragedia consiste en una forma dramática en la que los protagonistas se ven enfrentados irremediablemente a un destino casi siempre nefasto. Los personajes constantemente son puestos a prueba, sus pasiones, sus ambiciones personales y sus deseos casi siempre chocan con el deseo de los dioses, quienes de alguna forma conducen el destino de los personajes. El fin es siempre el mismo, la muerte y la fatalidad. Aquí no existen finales bonitos con puestas de sol radiantes. Los principales autores trágicos son Tespis, Frinico, Esquilo, Sófocles y Euripides.

Muchos de los personajes trágicos son reyes, héroes, incluso dioses. Los espectadores veían reflejados en estos seres de elevada condición sus propios dramas personales, sus propias miserias humanas, sentían compasión por ellos ( sympatía) y luego temían de que aquel mismo destino trágico cayera sobre ellos sino remediaban esos defectos dañinos. En el espectador se producía entonces lo que se conoce como catarsis, la purgación de los sentidos a través de la compasión y del temor.
Muchas veces nos ocurre que después de una película con tintes dramáticos, entramos en un estado un poco ambiguo, por un lado se siente algo de tristeza, cierta reminiscencia de la tragedia que tal vez tuvo que enfrentar el personaje. Sin embargo conforme pasan los minutos, podemos llegar a sentir cierto alivio, alivio de saber que nuestras vidas no son tan terribles, que las situaciones negativas que nos afecten en ese momento aún pueden ser cambiadas para no tener un final doloroso como el del personaje. Eso de alguna manera se asemeja a la catarsis experimentada por los griegos tras la salida de sus anfiteatros.

Hollywood, la más grande maquinaria de sueños moderna en alguna forma ha jugado con este elemento, pero si ha entendido que los finales felices son talvez más comerciales, que los tragos amargos no son tan populares, que la gente básicamente necesita divertirse y olvidarse por un momento de sus problemas. Pero aun así la tragedia seguirá teniendo larga vida, no solo en el teatro tradicional, sino también en la danza, la plástica, la música y la cultura popular.

















No hay comentarios: